Cuentos con moraleja: "Gracias por sacarme del apuro"

niña apenada

Un niño de nueve años está sentado en su pupitre y, de repente, hay un charco a sus pies y la parte de adelante de sus pantalones está mojada.

Piensa que su corazón se va a detener porque no puede imaginarse cómo esto pudo haber sucedido. Nunca antes le había pasado. Y sabe que cuando los niños se den cuenta no habrá final, no pararán. Cuando las niñas se den cuenta, no volverán a hablarle mientras viva…

El niño piensa que su corazón se va a detener; agacha la cabeza y dice esta oración:

—Querido Dios, esto es una emergencia. ¡Necesito ayuda ahora! Si no haces algo estoy muerto.

Al levantar la cabeza después de su oración ve venir a la maestra con una mirada que le hace pensar que ha sido descubierto.

Mientras la profesora camina hacia él, una compañera de nombre Susie va cargando un pez dorado en una pecera llena de agua. Susie se tropieza frente a la profesora e inexplicablemente derrama toda el agua en el regazo del muchacho.

El niño aparenta estar enojado, pero al mismo tiempo está diciendo dentro de sí:

—¡Gracias, Señor! ¡Gracias, Señor!

Ahora, de repente, en lugar de ser ridiculizado, el niño es objeto de la pena de todos. La profesora lo lleva rápidamente abajo y le hace poner unos pantalones de gimnasia mientras se secan sus pantalones. Todos los otros niños están arrodillados limpiando alrededor de su pupitre.

El niño salió del apuro; pero como así es la vida, el ridículo que le habría tocado enfrentar fue pasado sobre alguien más, Susie.

Ella trata de ayudar, pero le dicen que se quite:

—Ya has hecho suficiente, ¡torpe!

Al final de la jornada, mientras están esperando el bus, el niño se dirige a Susie y, en voz baja le dice:

—Lo hiciste a propósito, ¿verdad?

Susie le responde, también en voz baja:

—Yo también me oriné en los pantalones una vez.

*** *** ***

La auténtica caridad es capaz de actuar así. Uno no piensa tanto en el mal que le pueda venir, cuanto en ayudar a otro a salir de un apuro. Los santos siempre actuaron así. Aprendamos también nosotros a vivir la caridad hasta en estos detalles aparentemente tan pequeños; puede que a nosotros nos cueste pasar un poco de vergüenza, pero habremos ayudado a otro a salir de un “grave apuro”.

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