Vía Crucis
Los invitamos a participar del Vía Crucis en nuestra Parroquia, todos los viernes de Cuaresma. He aquí unas líneas sobre esta hermosísima oración cristiana.
Historia
El Vía Crucis es quizás la más bella y antigua devoción, que ha brotado del pueblo santo de Dios en su afán de reproducir los misterios de la pasión y muerte de Jesucristo.
Es hacer memoria del camino de la cruz -la palabra latina “vía crucis” se traduce por la española “camino de la cruz”- de Jesucristo. Es acompañar al Señor en las intensas horas del dolor y del amor más grandes. Es compartir y completar en nosotros lo que le falta a la pasión del Salvador.
Orígenes
El cristianismo recibe carta de libertad y de ciudadanía en el imperio romano a partir del edicto de Milán del emperador Constantino en el año 313. A la madre de éste, Santa Helena, se le atribuye el hallazgo de la verdadera cruz del Señor, en Jerusalén. A partir del siglo IV comienzan las peregrinaciones a Tierra Santa y particularmente a la ciudad santa de Jerusalén. Los peregrinos al llegar a Jerusalén se encontraban con la piadosa tradición que identifica y reconoce a determinados lugares de esta ciudad con los acontecimientos más importantes de la pasión de Cristo y el recorrido que El mismo realizó hasta llegar a la Cruz y que, por consiguiente, los peregrinos querían también recorrer en actitud de oración y de veneración.
Nacen así las “estaciones”, las “paradas” en el camino de Jesús, por la Vía Dolorosa jerosolimitana, hacia el Calvario, el lugar de la crucifixión del Redentor.
A partir del siglo XIII, los Franciscanos, se establecen en la “custodia” de estos Santos Lugares y divulgan el rezo del Vía Crucis, que cautivó pronto al pueblo cristiano.
La Iglesia adopta también esta praxis y la inserta dentro de las prácticas cuaresmales, particularmente durante los viernes de cuaresma y de una manera especialmente significativa el Viernes Santo, el día del Vía Crucis.
Vía Crucis tradicional
Desde tiempo, pues, inmemorial el pueblo cristiano ha recordado -esto es, ha vuelto a traer al corazón- los misterios de la pasión y muerte del Señor mediante el rezo del Vía Crucis. Para ello se crearon catorce estaciones, la mayoría de ellas basadas en los relatos bíblicos y otras muy apegadas a la tradición popular.
Las catorce estaciones tradicionales o clásicas del Vía Crucis tienen el siguiente enunciado: