Domingo de la Santísima Trinidad (B) (27 mayo 2018)
(San Mateo 28: 16-20)
Definimos el Misterio de la Santísima Trinidad como nuestra fe en la existencia de un solo Dios en tres Divinas Personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Dios nos reveló en qué consistía el misterio, pero no el misterio en sí mismo. En otras palabras, sabemos que hay un solo Dios en tres Personas, pero no entendemos cómo eso puede ser posible. Es por esa razón que le seguimos llamando “misterio”. Tendremos que esperar al cielo para conocer algo más sobre ese misterio de la Santísima Trinidad.
La teología es la ciencia que trata de profundizar y explicar (hasta donde se puede) las verdades de nuestra fe. Es por ello que la teología se preocupa de “explicarnos” o dar un poco de luz al contenido de este misterio trinitario.
“Explicación del Misterio Trinitario”:Supongamos que te miras en un espejo. Ves una imagen de ti mismo que es casi perfecta. Sólo le falta una cosa: la vida. Es solamente un reflejo en el cristal del espejo. Pero si esa imagen saliera del espejo y se pusiera a tu lado, entonces realmente sería una imagen perfecta. Habrían dos personas pero una sola mente y una sola voluntad, compartiendo los mismos conocimientos y pensamientos. Decimos que el Hijo es la imagen perfecta del Padre, y como una de las perfecciones del Padre es “existir”, el Hijo no sería una imagen perfecta si no existiera.
Después de que esa imagen estuviera formada en el espejo, aparecería un amor ardiente del uno al otro. Este amor sería una tercera persona diferente de ti y de tu imagen en el espejo; pero en realidad sólo habría una naturaleza humana.
En la Trinidad pasa algo parecido. El Padre ama al Hijo y el Hijo ama al Padre y ese amor que se tienen es realmente una persona distinta del Padre y del Hijo y que llamamos el Espíritu Santo.
Ahora bien, no debemos ver este proceso como algo que se realiza en el tiempo, pues Dios es eterno y este “proceso” se está realizando desde siempre; por lo que no podemos decir que el Padre sea antes o más viejo que el Hijo o el Espíritu Santo. Los tres, Padre, Hijo y Espíritu Santo son eternos y las tres personas tienen una sola y única naturaleza divina. Entre las tres divinas personas no hay subordinación de la una a la otra. Las tres son iguales y con la misma dignidad. La única diferencia entre las divinas personas es la relación que existe entre las mismas. De tal modo que el Padre no es el Hijo ni el Espíritu Santo. Las tres divinas personas se distinguen realmente.
Las Atribuciones o apropiaciones en Dios. Las acciones realizadas por Dios fuera de la Santísima Trinidad son realizadas por las tres personas conjuntamente, aunque nosotros se las atribuimos a alguna de ellas en concreto. “Lo que hace una persona divina en realidad lo hacen las tres”Por ejemplo: La creación del mundo fue hecha por las tres divinas personas, aunque se la atribuimos al Padre. La redención al Hijo. La santificación al Espíritu Santo.