6º Domingo de Pascua (B) (6 mayo 2018)
(Jn 15: 9-17)
Amar como Cristo nos ama
Es al final de la vida pública del Señor, en el discurso de la Última Cena, cuando Él nos da el Mandamiento Nuevo: “Amaos los unos a los otros como yo os he amado” (Jn 13, 34).
Con este nuevo mandamiento, el amor al prójimo alcanza su más profunda dimensión. Ya no es el hombre la medida del amor a los demás, sino el amor que Jesucristo le tiene. Un amor que ya no era puramente humano, sino que está sobrenaturalizado por el poder del Espíritu Santo.
Con ello, el amor del hombre adquiere una nueva dimensión que hasta entonces había sido totalmente impensable e imposible de cumplir. Impensable, pues teníamos que amar al modo divino-humano; e imposible, porque para ello necesitábamos la gracia; es decir el poder del Espíritu Santo. Sólo ahora es cuando se entiende que es posible dar la vida por amor, incluso por los enemigos; pues en realidad ya no hay enemigos. “Nadie demuestra mayor amor que aquél que da la vida por sus amigos”(Jn 15:13).
Cuando el cristiano de hoy día sustituye el término “caridad” por el de “solidaridad” en las relaciones con sus semejantes, lo que está haciendo en realidad es dar un paso atrás. Abandona el Mandamiento Nuevo para volver a la Ley Mosaica. Esta es una manifestación más del rechazo que el cristiano de hoy tiene de los preceptos y modos de vivir propiamente cristianos, para volver a vivir una ética puramente naturalista, donde ya no se cree en lo sobrenatural, y donde todo queda reducido a este mundo terreno.
Sólo el cristiano de verdad es capaz de amar así, “como Cristo nos amó”.
Pero la pregunta es: ¿Y tú de qué modo amas a los demás? ¿Eres capaz de amar como Cristo nos amó? ¿Eres capaz, estando clavado en la cruz, de decir a Dios: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”? ¿O todavía estás “en el ojo por ojo y diente por diente”?
Hay una nueva forma de amar, que es la propia de los cristianos. Es la forma de amar que Cristo nos enseñó y que nosotros tenemos que practicar si de verdad queremos ser sus discípulos: Amando como Él nos enseñó; amando como Él nos amó. En una palabra, amando como Dios ama.